Es increíble como Argentina mantiene casi patológicamente los mismos problemas desde hace 30 o 40 años. Cuando yo era chico recuerdo a mi padre salir a hacer cola para cargar nafta, eran épocas de hiperinflación en el gobierno de Alfonsín, hoy la cola la hago yo y ojala no se sea mi hija quien escribirá, dentro de 30 años, esta misma nota. Seguimos inmiscuidos en los mismos problemas una y otra vez, si hablamos de desdoblamiento cambiario, podemos citar 2 o 3 ejemplos en la historia, inflación damos cátedra, déficit energético, cortes de luz, gas y servicios públicos deficitarios siempre los sufrimos, YPF estatal, privada, estatal. En resumen siempre los mismos problemas y lamentablemente siempre las mismas soluciones que no funcionan. Es raro por un lado preguntarnos si el congelamiento de precios es la solución a los problemas y por el otro saber que este tipo de medidas no funcionan, pero en este pequeño espacio queremos ver si realmente nuestra teoría es desacertada y Guillermo Moreno encontró la forma de controlar precios de una manera innovadora e exitosa que el conglomerado de economistas en la historia de esta ciencia no descubrió y por ende debe ser el próximo galardonado con el Premio Nobel en la materia.
Desde la economía siempre se
habla que un precio máximo genera desabastecimiento y en muchos medios no
afines al gobierno, o desde la “opo” y la “corpo” como les gusta decir ya estarán
escribiendo sobre este desabastecimiento. Pero tranquilos y a no salir
corriendo a las estaciones de servicio y los supermercados, los precios máximos
no generan desabastecimiento inmediatamente que se estipulan, veamos por qué. El
momento exacto en el que un producto al que se le aplicó un precio máximo pasa
a mejor vida en las góndolas y estaciones de servicio es cuando el productor o
revendedor de ese producto no logra cubrir los costos y aunque suene obvio es
en el momento en el que se pierde plata. Pero existe varios escapes en el corto
plazo, muchos los estuvimos viviendo y los notamos en estos meses y años. Han notado
que cambian los nombres de los productos, su packaging e incluso hasta el tamaño
y cantidad en el que son comercializados, bueno esas son medidas de escape que
inventaron los productores argentinos ante los controles de Moreno, por eso todavía
no es fuerte el desabastecimiento. Moreno pidió que ciertos productos no
aumentaran y no aumentaron, pero los productores se las ingeniaron y al mismo
producto le cambiaron el nombre entonces aumentaron el precio de ese “nuevo
producto” y dejaron fijo el viejo que comercializan casi a cuenta gotas.
Comparemos estas medidas con el
cepo cambiario, esta medida no fue ni más ni menos que un intento de poner un
precio máximo a la cotización del billete verde. Pero que sucedió cuando se
fueron cerrando las ventanillas oficiales, se armo un gran mercado paralelo,
negro, blue o ilegal de esta mercancía tan preciada. Quedaron algunos agujeros por
donde se les escapa algún que otro billete a cotización mejor que la paralela y
la fueron cerrando, el turismo fue su máximo exponente y ahí vimos como cuando
se encarecía esa fuente de billetes se disparaba fuerte la cotización del blue.
Por el momento los precios máximos no llegaron a tanto lugares como el cepo
cambiario y por ende la creación de un mercado paralelo de azúcar todavía es
lejano y esperemos que muy lejano.
Por otro lado si no se ataca la
verdadera causa del problema, es decir, la inflación el problema es aún mayor. Supongamos
el siguiente caso, somos productores del producto A, ese producto sale de costo
$10 y lo vendemos a $15 en el mercado. Llega el amigo Guillote y nos obliga a
congelar ese precio por 60 días. Ok, ningún problema tenemos espalda y ganamos
la misma cantidad de plata. Llega el momento de paritarias y nuestros empleados
quieren ganar más, logran cerrar un buen arreglo y nuestro costo de producto
ahora es $12, a eso le sumamos que varios de nuestros costos de producción no están
en esta lista de congelamientos y por ende marchan a un ritmo de 25% - 30% en
el mejor de los casos, nuestro costo ahora es de $14, luces amarillas estamos
cerca de los $15 a los que vendemos, seguimos ganando ok, pero menos que antes
y muy cerca del precio de venta que no podemos ajustar porque nos comprometimos
con el amigo Guillermo a no subirlos y si la inflación sigue y no podemos subir
el precio ¿Qué hacemos? Si dejamos de vender y ahí es donde empieza el
desabastecimiento.
Pero el gran problema que genera los precios máximos impuestos desde la Secretaria de Comercio no está en el lado del desabastecimiento sino en lo que vaya a pasar en el día 61 o bien preguntarnos si ese día 61 llegara algún día cercano. Activar esta olla a precisión no es gratis y habrá que seguir poniendo cosas encima para que esta no explote. En este sentido lo importante pasa por el día 61, en caso de destapar esta olla a presión se generaría una corrección inmediata de los precios por lo que no subieron en esos días más las expectativas futuras de inflación. Si le digiera a usted que de un día para el otro y luego de 60 días de comprar algo a un cierto precio, ese precio comenzara nuevamente a aumentar de a un 15%, ¿usted no sentiría que la inflación se escapa más que si ese precio subirá mes a mes? Ninguna de las dos opciones son viables, ni que aumenten mes a mes ni mucho menos que estallen en el día 61.
El problema sigue siendo la inflación
y corregirla es un trabajo de generación de confianza y medidas claras y
concretas. Sin enfriar la economía, sin ajuste serios pero es un trabajo del
largo plazo. INDEC, emisión, gasto público, déficit energético, inversiones, dólar,
entre otras son las cuestiones que deberíamos arreglar para que la inflación se
vaya acomodando, creo que estamos a tiempo de tomar el toro por las astas y que
el impacto de este trabajo sea lo menos posibles, cada día que la inflación gana
perdemos todos y cuando ellos ya no estén será un problema del próximo gobierno
debe ser por eso que los problemas siguen siendo los mismos. Lo que sí está
claro es que gobierne quien gobierne los problemas de ellos son nuestras penas,
porque ellos siguen desfilando por Balcarce 50 nosotros seguiremos viviendo en
el mismo lugar.
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