Es sabido que el modelo económico
del gobierno Kirchenerista se basa en impulsar el consumo por sobre el resto de
las variables económicas. No importa si dejamos de lado el ahorro, la inversión
o si la balanza comercial es un desastre. Desde el estrado la presidenta repite
una y otra vez que debemos tener un mercado interno fuerte, demanda agregada
sostenida y que los argentinos puedan seguir consumiendo al ritmo vertiginoso
que lo veníamos haciendo desde 2003. Esa es la idea y no se negocia por más que
cambien las condiciones de mercado, ni un solo paso atrás.
Los bancos supieron leer este
mensaje, pero no son tontos y fueron donde el mercado y la presidenta querían que
vayan, al consumo. Un día nos despertamos con las ya conocidas promociones y
descuentos, nos acostumbramos a ir a cargar nafta los miércoles y al
supermercado los martes. Las mujeres compraban ropa solo los viernes y pagar en
efectivo se dejo de usar. Hasta llegamos a sacar una tarjeta de crédito para
cambiarnos el LCD cuando se acercaba el mundial.
Desde 2001 a la actualidad los plásticos
emitidos por los distintos bancos se cuadruplicaron llegando a los 55 millones
en circulación, es decir casi 1,4 por persona en todo el país. La estrategia de
comercialización masiva mediante descuentos surgió cuando, en 2008, como
consecuencia de la caída del consumo, una reconocida marca de ropa infantil,
para recuperarse, acordó con Visa realizar descuentos por un lapso prolongado.
La acción tuvo un rotundo éxito y sólo tenía antecedentes en sistemas de
cuponeras o tarjetas, como la de Club La Nación, o en prácticas basadas en
descuentos puntuales aplicados exclusivamente en fechas de alto consumo.
El segundo hito que confirmó el
poder de las promos se produjo cuando Garbarino acordó con el banco Santander
una promoción que incluyó, además de descuentos y cuotas sin interés, la
emisión de tarjetas en las sucursales de la casa de electrodomésticos. La
campaña fue tan efectiva que los locales de Garbarino se convirtieron en los
principales centros de emisión de plásticos. ¿Se acuerdan de las 50 cuotas sin interés?.
El negocio propiamente dicho es “enganchar”
al cliente por el consumo, venderle productos financieros y tenerlo cautivo por
el mayor tiempo posible. Aquellos que eligieron comprar un LCD en 50 cuotas deben
estar cancelando hoy sus últimas cuotas y eso significo un negoción, imagínate
que en tu empresa o negocio cuadruplicaste la cantidad de clientes. Pero el
negocio no solo fue para el banco, fue también para los locales que
incrementaron sus ventas y tuvieron un boom nunca antes visto, aquellos que
antes no compraban ahora compran, solo por las cuotas. Este sistema se
retroalimenta y se hace casi indispensable para el consumidor, los bancos y los
comercios. Todos estos actores del mercado piensan en la catástrofe de la desaparición
de este sistema, el sistema de descuentos y cuotas ya esta enquistado en
nuestros hábitos de consumo diarios y que nadie quiere dejarlo atrás.
Pero este sistema no apareció de
la nada, no fue engendrado por el solo hecho del azar, es decir no nació solo. Este
sistema es necesario y se sustenta de la mano de una inflación alta y
considerable, ¿Por qué? Básicamente porque el consumidor siente que pierde
menos, un descuento del 15% + 12 cuotas le permite a consumidores apaliar la inflación
y de esta manera “sentir”, solo “sentir” que ganan y que llegan a comprar un
bien a un mejor precio. De más esta decir que el comercio figa sus precios
teniendo en cuenta todos sus costos financieros. Por ende el descuento lo
pagamos los consumidores y no los bancos ni los comercios.
Entonces ¿Por qué el gobierno
quiere desembarcar con la llamada “Supercard” o “Morenocard”?
Básicamente porque creen que
bajando los costos financieros, bajarían los precios. Creen que regulando este
sistema los precios de la góndola pasarían a ser los del INDEC y de esta manera
terminar con el problema madre, la inflación. Grave error, deberíamos decir, si
creemos que el problema son las comisiones que cobran los bancos y tarjetas (un
3% en promedio) y no al revés, el
problema es la inflación y ese es el mal que tenemos que apaliar. Hoy en día la
gente va entendiendo que la fiebre consumista y el efecto de sensación de
riqueza que nos da la inflación es puro humo y por mas descuentos y promociones,
pasamos de agolparnos en los locales para pasar a ser selectivos y pensantes a
la hora de consumir.
En economía existe algo que
denominamos, la ecuación macroeconómica fundamental la cual dice que:
PIB = Consumo + Inversión + Gasto
Publico + Exportaciones – Importaciones.
Esta ecuación acompaña a un
economista desde que asiste a su primer día en la universidad hasta que deja la
profesión y podríamos afirmar hasta que deja el mundo terrenal. Sobre esta ecuación
se basa todo estudio y teorías sobre la economía, aquí se resume todo lo que
hacemos como consumidores, empresa, países, mercado y agentes de una economía compleja.
Parece simple pero cada término de esta ecuación es muy complejo y se desprende
un sinfín de cuestiones en cada uno de ellos. Para resumirlo y no agobiarlo con
cuestiones técnicas y viendo esta ecuación podemos resumir que basar una economía
(PIB) en solo aumentar el consumo seria simplificar tanto que nos olvidaríamos del
resto de las variables.
Pensemos en la economía argentina actual y volvamos a
ver la ecuación.
- Aumentamos el consumo privado:
positivo
- La inversión privada en picada:
negativo. (Acá están nuestros ahorros)
- El Gasto público en franco
asenso, pero gastando más de lo que entra por recaudación: negativo.
- La balanza comercial
(Exportaciones – Importaciones) se nos dio vuelta y de positivo paso a
negativo.
Es decir que ahora la ecuación nos
quedaría más o menos así:
PIB
|
CONSUMO
|
INVERSIÓN
|
GS PÚBLICO
|
EXPO – IMPO
|
POSITIVO
|
NEGATIVO
|
NEGATIVO
|
NEGATIVO
|
Difícil que una cuenta así nos
cierre positiva, sobre todo si sabemos que aumentando el consumo y no motivando
al ahorro y la inversión, tendremos problemas de financiamiento y gastando más
de lo que ingresa en un país (sin posibilidad de financiamiento externo), también
vamos a tener otro problema y si a eso le sumamos que por la inflación es más
barato importar que exportar también vamos a tener un gran problema.
En resumen el consumo es bueno,
pero sin descuidar sobre todo el ahorro y la inversión que en definitiva y como
venimos diciendo siempre AHORRO HOY = CONSUMO FUTURO.
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